Comparativa Ducati Panigale V2 vs. Yamaha R9

Comparativa Ducati Panigale V2 vs. Yamaha R9

¿Supersport radical o deportiva polivalente?

En esta comparativa analizamos a fondo dos de las deportivas más esperadas del momento: la Ducati Panigale V2 y la Yamaha R9. Dos propuestas que comparten el concepto de moto deportiva de media cilindrada, pero que representan filosofías muy distintas. La Panigale, pura esencia italiana, apuesta por la agilidad y el ADN de circuito, mientras que la R9 ofrece una deportiva versátil, accesible y práctica, sin renunciar a un alto nivel de prestaciones.

Martin_Bauer

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Publicado en 17/3/2025


El segmento de las motos deportivas de media cilindrada está más activo que nunca, y dos de los modelos que más interés han generado recientemente son la Ducati Panigale V2 y la nueva Yamaha R9. Sobre el papel, representan conceptos muy similares: motos deportivas que buscan ofrecer unas prestaciones dignas de circuito sin renunciar a un mínimo de confort para el uso diario. Sin embargo, cuando uno se sube a ellas y empieza a sumar kilómetros, las diferencias entre ambas son más evidentes de lo que parece a primera vista.

Ducati ha planteado la Panigale V2 como una supersport pura, heredera de una tradición muy marcada por la competición. Su diseño, su configuración técnica y su carácter están enfocados en ofrecer sensaciones deportivas en todo momento, pero sin llegar a ser tan extrema o radical como las Panigale V4. El motor bicilíndrico en L es la esencia de esta moto, con un diseño compacto que permite un chasis monocasco extremadamente ligero. Por su parte, Yamaha ha querido cubrir un hueco en el mercado que había quedado libre tras la desaparición de la R6. La R9 se posiciona como una alternativa más lógica para quienes buscan una deportiva que también sea aprovechable en carretera. Su tricilíndrico es un motor conocido y fiable, heredado directamente de la MT-09, pero adaptado a un planteamiento más radical sin perder versatilidad.

La primera gran diferencia entre ambas está en el planteamiento del motor. Ducati apuesta por el V2 que ya conocíamos de la Panigale V2 anterior, aunque en esta ocasión recibe ligeras modificaciones para adaptarse a la nueva normativa Euro 5+. A pesar de estas restricciones, el motor mantiene su carácter y sigue ofreciendo unas prestaciones notables. Eso sí, sorprende la escasa retención que ofrece el freno motor incluso en su configuración máxima, algo que puede influir a la hora de afrontar la entrada en curva si no se gestiona bien el cambio de marchas. Yamaha, en cambio, recurre al tricilíndrico de la MT-09, un propulsor que destaca por su suavidad y su respuesta llena desde muy abajo. Hasta las 6.000 rpm, el motor de la R9 ofrece un empuje superior al de la Panigale V2, aunque a partir de ahí las diferencias se reducen y ambos motores acusan cierta falta de estirada final, fruto de las limitaciones impuestas por la Euro 5+.

Donde sí se marca una diferencia clara es en la respuesta del acelerador. El tricilíndrico de la Yamaha reacciona con inmediatez y transmite una sensación de conexión directa con la rueda trasera. Esto no solo mejora el control en la apertura de gas, sino que también facilita la dosificación en situaciones donde el agarre no es óptimo. El V2 de la Ducati, aunque progresivo y efectivo, necesita un pequeño margen antes de entregar todo su par, lo que obliga al piloto a anticiparse algo más en su gestión del gas.

Panigale V2 vs. Yamaha R9: electrónica

En el apartado de la electrónica, tanto Ducati como Yamaha han dado pasos importantes para ofrecer un paquete completo y acorde a lo que se espera de una deportiva moderna. Ambos modelos incorporan ayudas a la conducción de última generación, como el control de tracción, el control anti-wheelie, los modos de conducción o el ABS en curva. Todo esto funciona de manera fluida y sin interferir en exceso con la conducción, especialmente porque ninguno de los dos motores es exageradamente potente como para exigir un nivel de intervención constante por parte de los sistemas electrónicos.

Sin embargo, Yamaha ha sabido dar un paso adelante en términos de usabilidad y opciones disponibles de serie. La R9 cuenta con un sistema integrado de cronometraje que funciona con una app complementaria sin coste adicional. A través de ella es posible analizar gráficos detallados de los tiempos por vuelta, ideal para quienes se toman en serio las jornadas en circuito. Ducati también ofrece algo similar, pero solo si se adquiere un módulo GPS adicional, lo que supone un coste extra. Además, en el día a día, la Yamaha ofrece funciones de navegación integradas en su pantalla TFT, un detalle que la convierte en una moto más polivalente para quienes no solo quieren rodar en circuito.

En cuanto al quickshifter, las diferencias también son evidentes. Ambas motos ofrecen sistemas bidireccionales, que permiten subir y bajar marchas sin necesidad de usar el embrague. Pero la forma en la que lo implementa cada marca es distinta. En la Ducati, el sensor de posición que controla el cambio no tiene precarga, lo que en determinadas situaciones puede provocar que el cambio de marcha no sea tan preciso como debería. Esto se traduce en interrupciones algo más largas de lo deseable o incluso en cortes dobles cuando se busca la máxima rapidez en conducción deportiva. En la Yamaha, el sistema se siente más afinado y permite cambios de marcha rápidos y limpios, algo que se agradece especialmente en circuito.

El chasis de ambas motos refleja claramente el enfoque que cada marca ha querido dar a sus respectivas deportivas. Ducati mantiene el concepto de chasis monocasco, donde el motor es parte estructural del conjunto y el peso del propio chasis se reduce a solo cuatro kilos. Esta solución permite una moto extremadamente compacta y ligera, algo que se traduce en una gran agilidad en curvas. Yamaha, en cambio, sigue una filosofía más tradicional, con un chasis completo en el que el motor cuelga del bastidor. Esto tiene como consecuencia un incremento de peso, situando el conjunto del chasis en unos 9,7 kilos. A pesar de ello, es el chasis más ligero que Yamaha ha fabricado hasta la fecha para una deportiva de estas características.

En la práctica, la diferencia de peso entre ambas motos, dependiendo de la versión de la Panigale (estándar o S), ronda los siete kilos. Esta diferencia se deja notar, sobre todo en los cambios de dirección rápidos y en el comportamiento general a alta velocidad. La Ducati es más estrecha y se siente más ligera, mientras que la Yamaha, debido al ancho de su motor tricilíndrico y al diseño de su bastidor, transmite una sensación de mayor volumen y peso.

Aerodinámica y ergonomia en Yamaha R9 y Ducati Panigale V2

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A nivel aerodinámico, las diferencias entre las dos también son notables. La Ducati Panigale V2, con su diseño afilado y estrecho, ofrece una protección contra el viento bastante limitada. El carenado delantero es más pequeño, tanto en anchura como en altura, lo que hace que el piloto quede más expuesto, especialmente en conducción a alta velocidad o en circuito. Incluso adoptando una posición muy racing, pegado al depósito y lo más recogido posible, es fácil notar turbulencias que afectan a la estabilidad y que incrementan la fatiga durante las tandas largas. Yamaha, por su parte, ha optado por un carenado más envolvente en la R9, lo que proporciona un mejor escudo contra el viento y permite que el piloto pueda mantener una posición más relajada sin recibir tanto impacto aerodinámico. Esto convierte a la Yamaha en una opción más cómoda si se va a pasar mucho tiempo rodando rápido, tanto en carretera como en circuito.

El comportamiento dinámico de ambas motos es otro de los aspectos que las diferencian de manera clara. La Ducati, gracias a su chasis ligero y a su diseño compacto, destaca por una agilidad sobresaliente en curvas rápidas. Permite cambiar de dirección con rapidez y sin apenas esfuerzo, y es especialmente eficaz cuando el ritmo se incrementa y se busca aprovechar cada centímetro de la pista. La Yamaha, aunque también es ágil, transmite una sensación algo más pesada en estos cambios de dirección a alta velocidad. Esto se debe, en gran parte, a las fuerzas giroscópicas que genera su motor tricilíndrico, más ancho que el V2 de la Ducati. Esa diferencia en el comportamiento se nota sobre todo cuando se encadena una curva tras otra a gran velocidad, donde la Panigale se siente más viva y predispuesta a seguir la trazada ideal sin resistencia.

Sin embargo, esa estabilidad extra que ofrece la Yamaha también tiene su parte positiva. En curvas rápidas y largas, o en tramos donde la moto va muy apoyada, la sensación de aplomo es notable. La R9 transmite seguridad y solidez en estas situaciones, lo que ayuda a rodar rápido de manera constante. Eso sí, cuando el tren delantero empieza a aligerarse, como ocurre al abrir gas de manera agresiva en la salida de curvas lentas, pueden aparecer pequeñas sacudidas en el manillar. Un buen amortiguador de dirección puede mitigar estas reacciones y mantener el control sin mayores problemas.

La ergonomía de ambas motos está pensada para ofrecer un compromiso entre deportividad y cierta comodidad. Ya no estamos ante las deportivas radicales de hace unos años, en las que la postura de conducción era extremadamente forzada. Tanto en la Ducati como en la Yamaha, el manillar está relativamente cerca del asiento y no obliga a cargar tanto peso en las muñecas. Se puede mantener una posición bastante cómoda incluso después de varias horas de conducción. Sin embargo, hay un punto en común que puede resultar incómodo en determinadas situaciones: el espacio entre las rodillas y los codos es algo reducido en ambas motos cuando se adopta una postura muy agresiva en circuito. Esto puede provocar que, al agacharse mucho, el codo llegue a tocar la rodilla y limite el movimiento libre del piloto. Una solución a esto sería adelantar o inclinar un poco las estriberas, algo habitual en preparaciones para circuito, pero en configuración de serie es un detalle que puede sorprender a quienes busquen un uso puramente deportivo.

Yamaha R9 vs. Panigale V2: frenos y suspensiones

Si nos centramos en el apartado de frenado, tanto la Ducati Panigale V2 como la Yamaha R9 ofrecen sistemas de altísimo nivel, capaces de responder sin problemas a las exigencias de una conducción deportiva, tanto en carretera como en circuito. Las dos cuentan con potentes pinzas de freno, mordientes y con buena resistencia a la fatiga, y ambas incluyen sistemas de ABS en curva. Esto permite frenar de forma muy agresiva incluso con la moto inclinada, sin miedo a perder la rueda delantera en una frenada tardía.

Un detalle importante es que en ambos modelos se puede desconectar, a través del sistema electrónico, la función de control del levantamiento de la rueda trasera. Esto es clave para quienes buscan exprimir al máximo la frenada en circuito, ya que evita que el ABS trasero intervenga demasiado pronto y obligue a alargar innecesariamente la frenada. Es un ajuste sencillo pero fundamental para conseguir la mejor deceleración posible sin sacrificar precisión ni tiempos por vuelta.

En cuanto a las suspensiones, las diferencias son algo más marcadas. Ducati ha dotado a la Panigale V2 de un equipo completo de suspensiones Öhlins, tanto en la horquilla delantera como en el amortiguador trasero. Esta elección ya anticipa una orientación más enfocada al rendimiento en pista. Las suspensiones Öhlins destacan por su capacidad de absorción y su amplio rango de ajustes, pero sobre todo por ofrecer una respuesta muy precisa cuando se rueda al límite. Permiten frenar muy tarde sin que la moto pierda estabilidad en la entrada de curva y facilitan una aceleración temprana a la salida, manteniendo siempre un contacto sólido con el asfalto.

La Yamaha R9, en cambio, equipa componentes KYB, tanto delante como detrás. Si bien estas suspensiones cumplen de sobra en conducción deportiva, incluso en circuito, no tienen el mismo nivel de sensibilidad ni de capacidad de ajuste que las Öhlins de la Ducati. Se comportan muy bien hasta un ritmo medio-alto, pero cuando se fuerza al máximo, es posible notar que les falta un pequeño extra de firmeza y control. Para la mayoría de usuarios que quieren disfrutar de una deportiva que también es válida para la carretera, el conjunto KYB es más que suficiente. Pero para aquellos que busquen rodar de manera intensiva en circuito, probablemente la inversión en un sistema de suspensiones de gama más alta sea una de las primeras modificaciones a valorar en la Yamaha.

Si ponemos en perspectiva todo lo que ofrecen ambas motos, es evidente que cada una tiene sus propias fortalezas. La Ducati Panigale V2 se presenta como una deportiva pura, heredera de la tradición de la marca italiana en el mundo de la competición. Es ligera, ágil, precisa en curva y su estética es inconfundible. Además, su motor V2 sigue teniendo ese carácter especial que muchos aficionados buscan. Sin embargo, tiene algunos puntos que requieren adaptación, como el escaso freno motor incluso en la configuración máxima, lo que obliga a llevar la marcha adecuada para que la entrada en curva sea efectiva.

Por su parte, la Yamaha R9 es una moto más polivalente. No solo es una excelente compañera en circuito, sino que también resulta cómoda y práctica para el día a día. Su precio de adquisición es sensiblemente inferior al de la Ducati, y el dinero que uno se ahorra puede destinarlo a mejorar suspensiones o componentes si se quiere exprimir al máximo su potencial en pista. El motor tricilíndrico ofrece una combinación muy acertada de suavidad y par a bajas vueltas, sin renunciar a una buena estirada, aunque limitada en la zona alta por las normativas actuales de emisiones.

En términos de comportamiento general, tanto la Ducati Panigale V2 como la Yamaha R9 ofrecen un nivel de rendimiento muy alto y, si nos centramos exclusivamente en los tiempos por vuelta, las diferencias son mínimas. Con unas pocas modificaciones específicas en cada caso, es posible que ambas motos marquen cronos muy similares en un mismo circuito. La Ducati, con su chasis monocasco ultraligero y su configuración estrecha, permite un paso por curva muy rápido y una capacidad de giro excelente, sobre todo cuando el piloto opta por un estilo de conducción más agresivo, cortando las trayectorias y buscando aceleraciones fuertes desde el ápice. La Yamaha, aunque un poco menos reactiva en los cambios rápidos de dirección, ofrece un equilibrio notable y una estabilidad sobresaliente en tramos rápidos y en curvas de radio largo.

Donde la Yamaha se desmarca claramente es en el precio. La R9 cuesta considerablemente menos que la Panigale V2, lo que la convierte en una opción más accesible para quienes buscan una deportiva moderna sin necesidad de realizar una gran inversión inicial. Además, el dinero que se ahorra al elegir la Yamaha se puede reinvertir en componentes de mejora, como un sistema de suspensiones de mayor calidad o un escape completo que permita al motor liberar todo su potencial, algo que por las restricciones de serie queda algo limitado. Esto es un punto a favor importante, sobre todo para quienes piensan hacer un uso intensivo de la moto en circuito.

La Ducati, por su parte, representa un concepto de moto deportiva muy fiel a la filosofía de la marca. Aunque no es tan extrema como una Panigale V4, sigue ofreciendo una experiencia de conducción puramente deportiva. Su diseño es compacto, el motor tiene carácter y la agilidad que proporciona su bajo peso es notable. Eso sí, también es una moto que exige al piloto. La escasa retención del motor obliga a gestionar bien el cambio de marchas para que la entrada en curva sea eficaz, y la menor protección aerodinámica puede pasar factura en jornadas largas o a alta velocidad. Pero quien busca una experiencia cercana a la de una moto de carreras, sin duda encontrará en la Panigale V2 una opción muy interesante.

En el uso diario, la Yamaha ofrece una versatilidad que la Ducati no alcanza. La posición de conducción es cómoda sin renunciar a un carácter deportivo, el display TFT es completo y fácil de leer, y la posibilidad de contar con funciones de navegación integradas la hace mucho más práctica para desplazamientos habituales. La Ducati es más exigente y requiere un nivel de compromiso mayor si se quiere aprovechar todo su potencial, tanto en carretera como en circuito.

En conclusión, no hay una ganadora clara en esta comparativa. Ambas motos representan lo mejor de dos enfoques distintos dentro del segmento de las deportivas de media cilindrada. La Yamaha R9 es la opción lógica para quienes buscan un equilibrio entre rendimiento, versatilidad y precio. La Ducati Panigale V2, en cambio, es la elección ideal para quienes priorizan la pureza deportiva y quieren sentir en cada curva el ADN de competición de la marca italiana. Al final, la mejor elección dependerá del tipo de experiencia que busques encima de la moto y del uso que vayas a darle.

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Ducati Panigale V2 - Experiencias y opiniones de expertos

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Ducati ha logrado plenamente su objetivo de construir una moto supersport muy fácil de conducir. Con un manejo extremadamente ágil, un peso reducido y un motor fácil de controlar, la nueva Panigale V2 es especialmente divertida en circuitos técnicos y exigentes. Sus grandes puntos fuertes son las frenadas tardías y la capacidad de mantener radios de curva cerrados incluso a altas velocidades en curva. La potencia algo menor casi se compensa por completo con el bajo peso. Así, la nueva Panigale V2 ofrece una clara mejora respecto a su predecesora, especialmente para los pilotos que se inician, y, al contrario de lo que dice el típico lema “la potencia lo es todo”, en este caso es precisamente la facilidad de manejo lo que puede ayudar a los menos experimentados a conseguir mejores tiempos por vuelta. Incluso a mí, acostumbrado a superbikes de altas prestaciones, la pequeña Panigale consigue arrancarme una sonrisa. Ducati ha logrado muchos puntos positivos también para el uso en carretera. Con la nueva Panigale, los italianos han presentado una versión más accesible, que gracias a una posición de conducción mucho más cómoda apunta claramente hacia una mayor facilidad de uso en carretera y hacia los usuarios que empiezan. Esto se confirma también con el hecho de que habrá una versión A2 de la V2. Junto con los precios más reducidos, la Panigale V2 entra así en un terreno más accesible para los que hacen números. ¿Una Panigale como moto de iniciación? ¿Quién lo habría pensado?


Manejo muy ágil

Alta capacidad de frenada

Peso reducido.

Protección contra el viento

El quickshifter a veces es impreciso

Posición del depósito de líquido de frenos y embrague.

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Yamaha R9 - Experiencias y opiniones de expertos

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Aunque la R9 no se ha convertido en una R6 sin concesiones, muestra un carácter claramente deportivo y ofrece un rendimiento más que digno incluso en circuito, donde además es muy divertida de pilotar. Probablemente, un piloto que se esté iniciando se sentirá incluso más cómodo en pista con la R9 que con una R6. Por otro lado, la R9, gracias a su motor lleno de par y a una posición de conducción más relajada, resulta mucho más apta para el uso diario, aunque, por supuesto, no alcanza el nivel de confort de una MT-09. Y que la nueva R9 también puede rendir de verdad en circuito, Yamaha ya lo ha demostrado con la victoria inicial en el Mundial de Supersport. Con su homologación para el carnet A2 y un precio de acceso contenido, Yamaha abre la puerta a una deportiva de enfoque cotidiano que, sin duda, resultará interesante también para quienes dan sus primeros pasos en el mundo de las motos deportivas.


Amplio rango de potencia utilizable

Buen quickshifter con funcionalidad ampliada

Apta tanto para carretera como para circuito

Sistema de data recording integrado.

Disponibilidad

Ángulo de rodilla estrecho para pilotos altos

Sin sistema RAM AIR.

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Fuente: 1000PS

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